No era sin tiempo, pero la entrada de nuestro local ya luce placa y rampa...
Han sido muchos meses de gestiones y esperas pero por fin tenemos nuestro vado laboral.
Es un alivio pensar que cuando volvamos de algún sitio con la furgoneta ya (en principio) no tendremos que echarnos la media hora de rigor dando vueltas para aparcar y luego seguir trabajando. También el cargar y descargar los trabajos y materiales bajo techo en vez de en la calle estorbando a los demás, francamente, un alivio.
Estamos como un niño con zapatos nuevos.